4.10.12

Carta a una amiga en un día desconcertante.

Lo interesante de la cuestión es que alguien quiso avisarme, pero cómo iba a saberlo.
 El día no mostró más que incertidumbres, las mismas locas de siempre.
No podía verme afectada, decidí continuar como si nada.
Esta tarde dije "me gustaría adormecer, tan solo hasta el domingo, como para variar un poco"...
(Hoy es miércoles, pero me siento de feriado)
Y mientras yo volaba en una siesta, vos,vos mirabas (quizás) un arreglo para piano a la vez que masticabas con desinterés tu lápiz negro, tal vez anotando risas en alguna partitura, imaginando el feliz debut del show de tango que darías ese anhelado Domingo con la banda.
 Quién quiera que te sucediera tal desgracia, cómo pudiera desearte tal horror!
Una llamada de ayuda surgió, nadie esperaba tal fin.
No eras una niña ya, cuando tu mamá comenzó ese violáceo camino hacia lo eterno, hacia una nostálgica sonata de caricias y besos para su muchacha, porque ya eras una muchacha... Eras una fortaleza de notas y colores y amor.
Quiero que te sientas imbatible esta noche, mujer, luz de primavera. La historia se repite, se repite la historia. Es un instante inacabable, pasarán horas, miles, y todo quedará envuelto en la melancolía de alguno de los regalos hechos por él, allá en tu niñez, y que todavía conservas aunque con polvo,en cierto placar,ergo máquina de nubes .
 Y será porque aprendí a recordar con sonrisas, a llorar con palabras, a amar por la música y las miradas, será porque te quiero que quiero llorar con vos, porque  mi llanto afloró esta noche atrapado en la angustia, esa rebelde que se esconde bajo la grandiosa garra que sos vos, tu angustia.
Ahora más que nunca, interminables lloviznas de pentagramas al oído harán brillar tu corazón, y un nuevo día  nacerá.