30.8.13

Una concepción del amor

El amor nos ha hecho divagar entre dichosas pasiones que lejos anduvieron de pasar por el mandato de la ley, esa fría institución carente de grandes lujurias.
Luego se volvió un mal necesario. El lujo de la nobleza, lucro de trovadores, droga de corteses.
Vaya a saber por qué, se volvió sinónimo de "obsesión", el trastorno de los no-correspondidos.
Después, alguien quiso endiosar al ser amado y el objeto de deseo fue ensalsado con hechizos, vagas supercherías.
Hasta hubo una vez en que los suicidios en masa se hicieron moneda corriente y dieron vida a los apasionados Románticos.
Y a pesar de que hemos nacido más de dos mil veces, solo unas pocas se ha contado la verdad sobre este fenómeno tan (a)normal. Así lo hicieron un ninfómano, un feo y un final feliz, aunque seguramente quien narró a este loco en el Romanticismo fuera más un ser triste que otra cosa...
Hoy al amor lo cuenta una computadora.
De todos modos, todavía podemos distinguir cierto paralelo en cada una de las dos mil historias y versos, el amor que aún no nos han contado.