18.10.13

Fotografía en el viaje.

Manicomio andante,
 en cada estación sube locuras a bordo,
¿Cuánto tiempo pasa entre la frenada y escuchar, quizá, una voz sentada?
Desembolsa el arma y aprieta el gatillo, me convierto en un instante de caricia social.
Aflora por la simpatía, una vergüenza secreta, bizarra forma de llegar a mí.
Fue culpa de Ibiza multicolor, muebles le intimidan,
 sonidos oscuros como la densidad de la luz que vuelven su ser un espacio en blanco. 
Ibiza apuntó sobre su nuca,
 y un revolver desde Palermo hasta Chacarita
 y hospital, un mes, nada.
Y aunque ahora vendió el arma, sigue apretando el gatillo. 
Captura a la gente con un simple disparo, 
"Qué tal, cómo te va, me gusta tu remera".
Disparó. Sigo viva.
Porque todo fue culpa de Ibiza.