24.11.15

El llanto fue mi mejor desmaquillante.

Con cada lluvia van pasando las gotitas, 
borrando gestos, risas, té caliente
 y galletitas (con mermelada de durazno).
Cada gota de dolor va suprimiendo con paciencia aquella ausencia
 tan punzante y permanente que no ha dejado de acecharme:
 En las naranjas que me aconsejó
 para evitar resfriados,
 en cada vez que crucé la calle igual,
porque me dijo que si el conductor me veía no me iba a pisar. (etcétera)
Cae un vaso de cerveza,
 llueven las gotas destiñiendo sombreros, y muchos, duros momentos. 
¿Cuál es la medida de agua y de lavandina, la justa y necesaria para desintegrar en una sola pasada, kilómetros de ruta de esta memoria tan aplicada?
Vienen y van por mis ojos, en mis manos, recuerdos como pinturitas...
 El llanto fue mi mejor desmaquillante,
fue pasajera su visita...
 Ya no hay nada por borrar.

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