Habla, habla, bla, bla.
No para,
no dice
nada.
No dijo
- quiero explotar-
todavía
no cayó en la cuenta.
Nada le significa una razón
suficiente
para decir.
Algo.
Está
tan atrapada
está,
en sus palabras...
Parece
como ahogada
en un mar
de diccionarios.
Ella es
su propio diccionario.
Sucede que
nadie
pidió definición alguna.
Deficiencias
de una mente que intenta
escapar de la angustia
y termina
hundida
en esa cornisa que llamamos
n
e
g
a
c
i
ó
n.
Su voz,
su voz ausente,
silbido que emana de la garganta,
y llora,
porque sabe que la perdió
por tanto no decir.
Nada.
Llora,
llora porque sabe que algo para decir
tiene,
pero tiene tanto miedo,
que el mismo miedo
se la robó.
Si,
palabra,
y voz.
Y en la búsqueda por surcar otro camino,
cayó en cama dos semanas,
por bajas defensas.
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