1.11.23

Mariposas y mentiras

 Habia una vez una pequeña mariposa que buscaba volar entre las flores de doña Carmen, mi vecina.

 Y la mariposita se acercaba al jardín de la doña, pero algo la detenía en el preciso momento en que  rozaba la libustrina.

La mariposa intentó el primer día... Las flores estaban ahi esperándola. Pero la libustrina le sugería que se quedara con ella.

El segundo día la mariposa se posó sobre la libustrina y pudo ver cómo las flores poco a poco se marchitaban de tristeza.

El tercer día las flores estaban enojadas. No podían entender que la mariposa había elegido quedarse en la libustrina en vez de estar con ellas.

Pero la libustrina sabía mentir. Le había dicho a la mariposa que las flores le tenían envidia y le iban a robar sus colores.

Un día la mariposa llegó al jardin de doña Carmen en búsqueda de la libustrina pero ésta ya no estaba. Doña Carmen había decidido poner rejas, más seguras que una planta para cuidar su hogar. 

Entonces la mariposa pudo entrar directo a las flores. Pero ya era tiempo de morir para ella.

Las flores entendieron que había sido engañada, y su vida habia sido desperdiciada intentando convencerse de que una libustrina opaca era lo mejor para ella, antes que las coloridas flores.

La mariposa murió convencida de que amaba a las flores y que odiaba las libustrinas.

Las flores le contaron a las abejas, que le contaron a los picaflores, que le contaron a las hormigas, y por fin a las orugas y los gusanos que luego serían mariposas. 

Las libustrinas se alimentan de la ilusión de las mariposas, no las quieren, solo las usan para aparentar más colores en su fachada.

Y nunca más una mariposa se posó sobre una libustrina.


31.10.23

 Ay,

ay de mi.

Una melodía ablanda esta coraza 

y brota el llanto 

devolviéndome el aliento.

El entendimiento esta lejos de mi,

ay de mi.

Cómo le explico

 esto está pasando,

mi pecho grita la pena.

Me obsesiona el tiempo

y su ausencia.

22.10.23

No sé si era o no era el mandato.

No tengo hijos.
No los tuve a los 21.
No los tuve a los 23.
No los tengo a los 27.
No sé por qué no los tuve.
No sé por qué los tendría.
No sé si es mi culpa
No sé si es mi suerte.
No sé si ese era
o no era
 el mandato.

Pero el cuerpo se transforma.
Los títulos estan cada día más cerca.
Y yo todavía no llego a fin de mes.

Ayudar

Mi primo pide monedas en la puerta del banco.

Lo sé porque tengo corazón para mirar.

Tengo un corazón herido, abandonado, acostumbrado. 

Sus ojos me dijeron que le preste mi silencio.

Mi corazón está cansado de esta vida tan real, quebradiza.

Yo no sé vos qué querés ser cuando seas grande,

 yo no sé vos qué pensas que es ser grande.

No sé qué esperas de tus padres. Qué esperas de tu hermana.

Yo no sé qué es esta vida de llorar con la puerta cerrada.

Cada día es más dificil si pienso en todo lo que calla mi corazón.

Cuánto silencio puede ceder esa cosa que se supone que cobija el amor,

 o será que simplemente son un montón de venas transportando oxígeno 

a traves de glóbulos rojos que nada saben de hacer silencio, ni de miradas 

ni de vos.

Cuatro años es mucho tiempo

 Día de elecciones en mi país. Habrá balotaje el 19 de noviembre entre Javier Milei y Sergio Massa.

No hay por qué en que sea hoy el día que volviera a las palabras en este lugar donde tantos años me resguardé, al que terminé llamando "galería de palabrerías".

Sí me parece interesante decir, que empecé a leer "Rayuela" de Cortazar, libro que justamente en el año 2011 leí, el año en que comencé a escribir aca.

Yo no sé por qué me fui. Creo que hubo una predilección por la hoja y el papel. Habrán sido 3 o 4 cuadernos los que tengo guardados en mi placard, repletos de poemas, reflexiones y canciones, lo que fue mi creatividad en estos últimos 4 años.

Lo curioso es que el 2020 y el 2021 estuvo bastante aplacado por la pandemia que nos encerró durante varios meses. Pienso que ese hecho supo hacerme sentir un sinsentido de la vida que le quitó motivación a este camino de amor y letras que supe surcar durante mi adolescencia. 

Ah, la adolescencia... En el 2019 cumplí 23 años. Supongo que fue una edad donde tambien encontré un quiebre con la adolescencia tardía... Ya era necesario un quiebre. Un parate en mi para saber a dónde iba todo esto.


Arranco asi la segunda parte, la segunda temporada, que naturalmente se delimitó a partir del tiempo como árbitro de mis emociones y mis cambios. En la percepción, en los valores, en las maneras... 

En un nuevo hogar, con otro psicólogo, con una hermana que ya es adulta, con la partida de mi abuela en febrero, y tantas cosas nuevas que me tocan vivir.