28.4.12

Bienvenido el señor frío.

Dejabas la puerta abierta
porque pensabas que ibas a volver a cerrarla rápido,
 habías olvidado que aunque fueras el ser más veloz
en esta vida azul,
el frío iba empapar hasta la mugre de tus dedos.
Y si ahora la puerta fuera tu mente,
 y los dedos, tu corazón,
suena hueco decirlo, pero... ¿Cerrarías la mente?
A veces es mejor ser cautelosos...
más no creo que quieras molerte a golpes la conciencia.

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