20.5.12

Viaje poderoso.

Mientras subía, el único problema que pasaba por mi cabeza, o el más fuerte, era poder disimular esa torpeza inminente que surgía a la vez que ponía las monedas en la máquina de los boletos.
Y al acomodarme ahí, en el último asiento, el del  fondo a la izquierda -porque a esa hora del día tenía bien claro que el sol destilaba sus rayos del lado derecho, y me acaloraba- sacaba los auriculares de la mochila, los conectaba al celular, y me sumergía en un mundo de flores rosas domesticadas. 
(Acá no termina todo, ahora viene la mejor parte, cuando miro por la ventana.)
Según qué canción escuchara, el momento, y el objeto que veía, me iba a remontar a un momento puntual de mi vida. Por ejemplo... Un blues, una tarde lluviosa, un nene andando en bicicleta, y he allí,mis ojos con pérdidas, viendo, a la vez que deformando, algún recuerdo de mi infancia...o encontrando la solución a alguno de esos problemas que le aparecen a los adolescentes cuando el día está nublado y se tiene los dedos demasiado fríos para poder descargar el alma tocando la guitarra.
En fin...La música causa en mi, efectos deliberantes. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario