Podría dibujar
con mis lágrimas
toda una senda de ilusiones perdidas
o firmar la carta
que voy a dejar en tu puerta
esta tarde.
Prefiero llorar
que es la hora
de empezar de nuevo
o terminarlo de una vez.
Porque las lágrimas lloran
lo que mi voz
no puede mirarte.
Y si te miro
en silencio
son mis ojos
los que a gritos me delatan,
entonces
prefiero llorar
que es la hora,
sentarme a escribir despatarrada
en tu puerta,
y que me eches
a mil grises por segundo,
y que te sangre el alma
pero sólo sientas un calambre
en la rodilla.
Ya pasa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario