10.7.18

Casi pero no.

Hace una semana que casi me muero con Raúl. Dichosa la vida de no morir sola, pero tocó seguir. Tomarse un té, darse una ducha, hablar por horas como si toda la vida no hubiera sido suficiente, o es que en ese choque nos despertamos, nos reconocimos, nos revivimos, nos vimos envueltos en un halo de miedos que luego se convirtió en refugio.
Hace una semana que me morí con Raúl. Dichosa la muerte de vivirla acompañada, y tocó partir. Andar por los caminos de la noche, huir sin que nos vean, doler sin que nos muela la ansiedad como si acaso eso fuera posible, o es que en ese choque nos descubrimos, nos desparramamos, nos deshicimos en búsqueda de un atisbo de algo que nos remitiera límites.
Hace una semana que me voy a morir con Raúl. Dichoso el nacer de una energía tan llena de luz, de colorez, de sueños, empalmándose con un corazón coraza que tal vez ahora está tambien naciendo. Mirarnos, sin repetir y sin soplar, a los ojos, a las bocas, a las heridas que pronto sanarán, y mimarnos, y misterio, y mi llanto brotó de algun lugar para decirnos vaya a saber qué, o quién, que tanta magia se perdía si se contaminaba. Que me olvidé el taper de los canelones y que todavía no cantamos amar a saion.
Hace una semana que te hubiera dejado un abrazo de mesita de luz para cuando nos conectáramos en esa imagen de lo que nos pasó y lo que no nos pasó, y tu mirada y la mia como un gran consuelo. Como un mensaje de paz y amor del que sana sana.
Respiro hondo... todo va a estar bien.

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