23.1.12

LO QUE SURGE DE UNA TORMENTA DE IDEAS.

La casa rodante se cayó justo cuando iba a decir -hola-.
De repente el cielo se tornó verde, y florecieron de ahi unos brillantes chubascos. Walter trajo facturas, y como no quería mojarse, bajamos al sótano a comer acompañados por un Cumunulimbus.  Tanto comer nos dió sueño.Estiramos nuestras patitas, apagamos la luz, y dormimos la siesta. Cuando despertamos, vimos que la tormenta nos dejó un inmenso arcoiris, con sus 7 melodías, para soñar un rato más.
Su perro, el cachorro Esternocleidomastoideo, descubrió a un maloso ladrón, al que derribó, e instantaneamente hizo descargar esa gran pistola negra que traia consigo. Un heroico acto el de Esternito :) .
Lo premiamos con un viaje en limousine, en el que recibió alimento, y fue galardonado con  ricos petalos de rosa.
Volviendo al tema de la casa rodante...
Al caerse todo, lo que en ella había cambió de lugar...
La bolsa con ricota, las pastillas de la abuela, chipi, el duende del arcoiris, su amigo el ñacobobo, el azúcar , las flores y muchos colores. Y de pronto una propulsión que le costó la heladera al pobre Walter.
Autos supersónicos comenzaron a sobrevolar en busca de la alborotada caja blanca. Milagrosamente consiguieron hallarla. Entre risas los robots ordenaron el desastre.
Y nosotros, mientras tanto, nos encontrábamos con el delirio.

Sungutrule.

¡Ay! Reboso de  vigor. Ganas de reír, como en los momentos de máximo placer, me aclaman. Ganas de cantar una melodía que nunca nadie creó posada en la ventana.
¡Estoy tan feliz, tan alegre, tan optimista, satisfactoria, entusiasta, ardiente, vehemente, e impetuosa!
Estoy eufórica...
Intenté saborear mis dedos con esas cuerdas de hilo enchapadas, las que me dejan ser dueña de su  espíritu de tanto en tanto... pero no.
Traté, quizás por desconcierto, de leer ese libro que ahogó a mi rodete en una inmensa curiosidad... Tampoco.
El cello  esta vez no me  llamó. Ayer estuvimos hablando mucho. Debe haber quedado exhausto, no lo culpo, suelo ser un poco insufrible aveces.
Es hora de poner la mesa. Podría ser que me sacie esta sed una siesta.

22.1.12

Los sonámbulos también aman.

¿Sabrán acaso los sapos , que en el mar viven locos unos sabrosos bichitos de luz, que por error fueron a parar ahí dentro, pensando que así ellos no los encontrarían?
Si entonces no tienen conciencia del escondite de esos brillantes seres, quiere decir  que quizás han  elegido el lugar correcto para  extraviarse.Tal vez no haya sido simplemente por error...
Aveces tengo prisa por cruzar de un lado al otro  la arboleda tan espesa que atraviesa mi mirar. En esos momentos olvido a la paciencia en la heladera, y salteo números al contar. No logro recordar mis ojos, y mis oídos no saben cómo parar a la aturdidora mente, la que no sabe callar. La garganta forma un nudo,se humedecen mis sentidos.
 A lo surrealista, inconsciente,comienzo a  divagar...
¿Seré un bichito de luz, perdiéndome en la eternidad? Tan solo  espero encontrarme pronto... o solo aguardar que el depredador  me atrape tal cual presa, y no se deje encandilar... Romances de época.

18.1.12

La fábrica está de paro.

Ah... mùsica, letras, verano, risas... Felicidad pura. Pero ahì viene el escepticismo. No, la alegrìa no se escapa de las mejillas, tan solo es... hmmm, son cuestiones puramente filosóficas.

La psicótica

Se veía como un verdadero living. Peinado con la raya al costado,la que poseía una inclinación única, y allí, caía perfecta una trenza cocida.
Hacía varios años no captaba la fabulosa sensación de un living ordenado, perfecto. Hasta podría decirles, ciegamente, que si buscaban, sería imposible encontrar tan solo un piojo.
Pero de apoco, ese hermoso escenario se había convertido en una verdadera  jungla. Allí vivían inmersos en nudos embarrados de penas, arañas, flores, corazones y tristezas. Nubes, lluvias  y arco iris. De lejos  podían verse las garrapatas.Miles y miles, viviendo en aquel espécimen que la pesadumbre increíblemente había originado... abominable, el living sufrió un grotesco cambio... como un cabello enmarañado, ¡Demasiado despeinado!
La muchacha se veía sumergida en un alucinante  mundo, vivía  una mentira... 
Al sofá, de un tono amarillento, que no era ni limón ni sol,  ella solo podía verlo posado sobre esos cabellos, los que  sentía  tan límpidos... ¡Tan frescos!, y rebosaba nuevamente en su entorno,el aire de perfección. 
 Naturalmente, a metros,se encontraba con  una inspiradora biblioteca.
-Qué afortunado el  que lograse ver el disfrute de leer alguna de esas locas realidades, escondidas entre aquellos compartimientos de roble macizo... -Pensaba.
 En su mente no cabía como posibilidad, que sus ojos reflejasen una utopía incierta.
 Pero tristemente, era su propia víctima, en aquella realidad inventada.

12.1.12

El cuadro en la pared.

Alguien observaba. ¿ En verdad estaba  viendo? Si,  veía. Pero...¿Estaría mirándome ?
 Tuve el presentimiento de que allí dentro, se escondía otro universo. Quise creer que la mirada de sus ojos fue un falso reflejo, que solo fue el entusiasmo del artista por crear  un realismo viviendo en ella. Pero de pronto, al volver a observar allí, solo me encontré con un bello paisaje. Por un instante creí que había enloquecido... pero luego de parpadear incansablemente y refregarme los ojos para sentir la realidad concreta y bien presente, re descubrí a la misteriosa.
  Son las rarezas del destino. Hoy no me siento apta para afrontar tanto delirio. Tampoco en su momento logré reaccionar ante aquella pintura...  No sé qué pensar.  Ciertas preguntas brotan de mi fábrica de nubes... ¿Vivirá sola? ¿Existirá verdaderamente? ¿Ocupará ese paisaje algún  lugar en nuestro mundo? 
¿Se sentirá de algún modo perturbada como yo?
¿Habrá sido solo un mal sueño?  
Solo sé que hay cosas que no quiero saber... 
Por ahora...

11.1.12

Dejame volar

Zumbidos. Descargas eléctricas del cuerpo que en mi mente solo podìan ser una cosa... mosquitos. Movimientos del cabello que me hacían alucinar que ellos estaban ahí, acechándome el rostro. Si, màs mosquitos. Y  de repente... Se abre sola la puerta. Una corriente de viento que entró por la ventana  fue la causante.
El aire se renueva, y el frío comienza a correr por mis piernas. El calor que hasta hace un instante fue el culpable de la tortura de no poder cubrirme, y así quedar invadida por los odiosos, rápidamente se esfumó.
Indudablemente me tapé hasta la cabeza con las sábanas. No tenía ni la más  mínima expectativa por saber algo sobre mosquitos o viento. Solo un absoluto vacío. Mi consciencia.
La calma se hizo desear, pero tan atolondrada como vino, echó paso a un lado y dió lugar a que la intranquilidad renaciera  nuevamente.
Y si... como era de esperarse. Uno de los odiosos se infiltró en mi guarida.
Será cuestión de ceder. Pronto podré volar como en todo sueño.
Pero la lucha continúa, esa es mi única certeza.

10.1.12

El hombre enojado.


Tiene la rabia a flor de piel, no responde a la razón... ¡Ha perdido la cordura!
Nunca supo entender cómo pudo lograr alcanzar tal grado de agresividad ante su  frustrante impotencia.
 ¡Triste realidad! Luego de esa  locura volverá el tacto, y  tendrá que afrontar la falta.
Es un ciclo que fluye. Atraviesa varias etapas, aveces rápidamente, otras no tanto...
Son momentos de furia que solo se calman con amor.
Pero...¿Dónde queda el amor cuando esa sensación tan intensamente feroz penetra en él ?
Nuestro alrededor se colma de desazón, y la calma viaja a un lugar, donde estos sentimientos puramente angustiosos , no alcanzan a ser.
Y así, en un ambiente donde nadie entiende el por qué de los sucesos, donde  se dice que las cosas pasan por orden de la naturaleza y todos parecen libre de culpa, el amor se pierde, y no consigue encaminarse a destino.

8.1.12

Rememorando injusticias.

 Mi alma, como si en verdad existiera tal cosa materialmente hablando, había estallado en mil pedazos.
 El problema fueron los efectos secundarios...
 Mis sentidos se habían desquiciado.  No eran  uno, ni cinco. Frente a mi, miles de fragancias, colores, distancias, melodías y relieves. Este revuelo que surgió  del  año nuevo, se abalanzó sin pena sobre mi, y esos pesados alborotes de estación, reaparecieron.
Pero hoy, me acechó el enojo. Uno de los mil  estados del alma, que despertó de esa larga siesta, reposado en el armario del Universo.
Llegué hasta acá muy atontada en un primer momento. No soportaba ese silencio a solas, en que mi mente viajaba por los mares de la memoria. Estaba tan ensimismada que me había aterrorizado. Por eso estuve acá. Vine en busca de la razón. Y como era de esperar, rápidamente la encontré.
Tan solo queda despojarme  de todas esas injusticias que me aquejan.  Amarrar anclas, caminar por los senderos de tan cálido paisaje. Dejar por un tiempo esa suerte del amor. Ingeniar un majestuoso plan que me quite la sed, me saque el desvelo, me arranque la amargura de la piel.
Poco a poco, del aire resurgirán esos miles de pedazos, y volverán a ser un alma.
Mi lunática mente me da pié a sentir que la fantasía está pronta a brotar, o algo así.