11.1.12

Dejame volar

Zumbidos. Descargas eléctricas del cuerpo que en mi mente solo podìan ser una cosa... mosquitos. Movimientos del cabello que me hacían alucinar que ellos estaban ahí, acechándome el rostro. Si, màs mosquitos. Y  de repente... Se abre sola la puerta. Una corriente de viento que entró por la ventana  fue la causante.
El aire se renueva, y el frío comienza a correr por mis piernas. El calor que hasta hace un instante fue el culpable de la tortura de no poder cubrirme, y así quedar invadida por los odiosos, rápidamente se esfumó.
Indudablemente me tapé hasta la cabeza con las sábanas. No tenía ni la más  mínima expectativa por saber algo sobre mosquitos o viento. Solo un absoluto vacío. Mi consciencia.
La calma se hizo desear, pero tan atolondrada como vino, echó paso a un lado y dió lugar a que la intranquilidad renaciera  nuevamente.
Y si... como era de esperarse. Uno de los odiosos se infiltró en mi guarida.
Será cuestión de ceder. Pronto podré volar como en todo sueño.
Pero la lucha continúa, esa es mi única certeza.

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