17.2.12

Centrifugando ideas con la lluvia.

Me dijiste cómo eras. La llovizna tocó mi rostro y su entonces tenebrosa frescura, empapó mi piel de ideas, y preguntas, y problemas, y soluciones, y la nada misma.
Te dije que no me conocía, no tenía idea de cómo era, y automáticamente hice un click.
Introducida en un estado Alfa,y creo que vos también, mantuve esa charla juntos, sintiéndome aturdida de a ratos por mi misma voz y tu ausencia permanente.
No entendía bien cómo pude haber llegado tan lejos, tan cerca, tan... Viviendo un utópico vivo y directo, inmensamente feliz, sofocantemente angustiada, pero esto último tras mi aliento.
 Así estaba. Sabía qué sentía, pero no qué era, quién era.
Intentando no colisionar con la ruda tragedia, comencé a evadir a la muy catastrófica calma. Pasé esos segundos finales rasgando hojas, describiendo lugares.
Sabía que sabías lo que ambos ya sin decirlo dábamos por sentado, es que sólo faltó gritarlo, bien fuerte a los cuatro vientos, bien despacio a mi lado, y todo pasó muy de pronto, muy despacio.
Solo nosotros adivinaremos realmente, qué vimos, supimos, entendimos, y lo que realmente sucedió.

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