8.2.12

Vacaciones.

Estaba en el baño, como quien no quiere la cosa. El azulejo no paraba de mirarme. Era el lugar más raro que nunca vi, y no podía dejar de observar los detalles, me ahogué en el asombro.
De pronto, al tiempo que acomodaba mi vestido, sentí unos ojos asomarse por un recoveco del espejo. Dos pequeños faroles penetraron en mis pensamientos. Se imaginarán el estado en el que entré.... Ah no, obvié el hecho de que en ese instante, mi alma exploradora se extravió entre las nubes más lejanas de los cielos de Venus.  Me encontraba frente a frente con una nueva fobia, no conocida entonces.
Lógicamente, como cualquier ser humano normal y común, en la lucha por el miedo a precipitarse hacia el abismo, entré en un alterado estado de desesperación, pisé a la indefensa araña, y comencé mi fuga, corriendo lejos del minúsculo, sofocante baño de alquiler.

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